Javier Martínez Morán no dudo un instante en irse al centro de la capital de España la noche anterior a la gran nevada con el paso de Filomena por Europa.
Su perspicacia y anticipación le hicieron estar frente a unas de las sensaciones y situaciones más extrañas que un fotógrafo pueda vivir en Madrid.
Medio metro de nieve, una ciudad desierta y las luces jugando a favor de las mejores instantáneas que un fotógrafo haya podido captar nunca antes.
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